19 jul 2012

Dos armas biológicas muy peligrosas, Antrax y viruela


El uso de armas biológicas no es nuevo. Como publique en un artículo anterior ya en el 1500 a. de C., los hititas las emplearon.

Sin embargo fue recién en 1972 cuando la ONU prohibió el desarrollo, la producción y el almacenamiento de armas biológicas, en la Convención sobre Armas Biológicas y con el Protocolo de Ginebra.

Aunque algunos países destruyeron su arsenal biológico, la amenaza persiste, por lo que en este artículo vamos a hablar de dos enfermedades que pueden usarse como armas biológicas: la viruela y el ántrax.

La Viruela como arma biológica


Durante la colonización de las Américas, el británico Sir Jeffrey Amherst distribuyó mantas infectadas con viruela entre las tribus aborígenes de Ottawa. Como los nativos americanos nunca habían tenido viruela, carecían de inmunidad a esta enfermedad.


La viruela es causada por el virus del mismo nombre. La forma más común de la enfermedad tiene una tasa de mortalidad del 30%.

En 1967, la Organización Mundial de la Salud (OMS) fomentó una campaña de vacunación masiva a nivel mundial. Como resultado, en 1977 se dio el último caso natural de viruela en el mundo.


Estados Unidos y Rusia son los únicos países que tienen cepas de la enfermedad aprobadas por la OMS. En 2011, la OMS pospuso destrucción de estas cepas y sólo guardar una pequeña reserva para poder elaborar drogas y vacunas, en el caso de que reaparezca la enfermedad.

Sin embargo, la viruela ha desempeñado un papel fundamental en los programas de armas biológicas en varios países, por lo que no se sabe cuántas reservas secretas siguen existiendo.


El Centro de Control y Prevención de Enfermedades de EE.UU. clasifica a la viruela como arma biológica de categoría A, debido a su alta tasa de mortalidad y el hecho de que puede ser transmitida a través del aire.

La vacuna contra la viruela existe, pero sólo personal médico y militar se somete a ella.

El ántrax como arma biológica


En 2001, cartas que contenían un polvo blanco empezaron a aparecer en las oficinas del Senado de Estados Unidos y en medios de comunicación.


Estos sobres contenían esporas de la bacteria Bacillus Anthracis que produce la enfermedad mortal conocida como Ántrax. Estas cartas con ántrax infectaron a 22 personas y mataron a 5.

Debido a la alta tasa de mortalidad del ántrax y su estabilidad en el ambiente, esta enfermedad también se clasifica como un arma biológica de categoría A.

La mayoría de los casos de ántrax se dan por el contacto directo de la piel con las esporas. Sin embargo, la forma más letal del ántrax se da cuando se inhalan las esporas. Estas llegan a los ganglios linfáticos a través de los pulmones, donde se multiplican y liberan toxinas.

Bacillus Anthracis

El ántrax por inhalación tiene una tasa de mortalidad del 100%, que se reduce a un 75% con tratamiento médico. No existe vacunación a gran escala para esta enfermedad. Sólo trabajadores de la salud, veterinarios y militares reciben la vacuna.

El B. Anthracis es una de las armas biológicas más conocidas y temidas en el mundo. A fines de 1930, científicos japoneses experimentaron con ántrax en aerosol en humanos, en su instalación de armas biológicas llamada Unidad 731.

El Reino Unido experimentó con bombas de ántrax en 1942 en el centro de ensayos de Gruinard Island. La contaminación del lugar fue tan grave, que 44 años después, tuvieron que descontaminar el lugar con 280 toneladas de formaldehído.

Esporas de Bacillus Anthracis

En 1979, la Unión Soviética lanzó accidentalmente ántrax en el aire, matando a 66 personas.

Si bien existe una vacuna, la vacunación masiva sólo sería viable si se produjera una exposición masiva.


Aunque existen muchas armas biológicas más, estas dos son las más graves debido a su tasa de mortalidad y la posibilidad de contagio a través del aire.

Y si algún día son usadas (por accidente o de forma intencional) la única manera de evitar el contagio es evitar la exposición hasta que se anuncie una vacunación masiva.

Fuente: ojocientifico.com

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